Gestionar (sin estrés) el teletrabajo con niños en casa

De repente y casi sin avisar, la vida nos ha cambiado, imponiéndose nuevas reglas y rutinas diarias. Trabajar desde casa con los hijos alrededor parece una locura pero con organización y energía positiva todo se consigue

El estado de alarma que nos ha hecho aislarnos socialmente como consecuencia de la pandemia del Covid-19, ha obligado a cerrar escuelas, ha enviado a miles de personas a casa y ha cambiado por completo la vida de todos. Un gran número de niños está siguiendo las clases a distancia y sus padres haciendo de su casa una oficina. Las nuevas rutinas y la infinidad de tareas que tenemos que llevar a cabo durante las 24 horas en un espacio que antes era ocupado tan solo durante una parte del día, está dejando a las familias al borde de un ataque de nervios. La adaptación a esta nueva realidad no está exenta de desafíos que requieren un enfoque diferente al habitual.

¿Qué hacer y cómo hacerlo? Hemos escuchado a la psicóloga Teresa Paula Marques decir que nos encontramos ante una situación completamente nueva y, por ello, capaz de generarnos un estrés añadido. Por tanto, es preciso encontrar el equilibrio necesario para lograr una mayor armonía entre todos y, así, lograr llevar el barco a buen puerto: “Es importante explicarle al niño qué está pasando y los motivos de estar recluidos en casa, sin entrar en alarmismos. Solo así, unidos, conseguiremos superar este momento menos agradable que padecemos a nivel mundial”, afirma.

NUEVA VIDA, VIEJAS RUTINAS

En este nuevo modo de vida, la organización del día a día es esencial para lograr desarrollar todas las tareas sin agobiarse. La especialista sugiere que se establezcan rutinas lo más parecidas posible a lo que sería la vida cotidiana pero dentro de casa, desde la hora de levantarse hasta los hábitos de higiene personal, aprovechando el hecho de pasar más tiempo juntos para estrechar lazos sin descuidar la dedicación al trabajo o al estudio. Hay que recordar que “esta es una situación particular y no son vacaciones”, remarca Teresa Paula Marques, a la vez que propone actividades para realizar en familia en las pausas o después de las obligaciones laborales y escolares. Todo ello con el objeto e distraerse y sin abusar de las pantallas (internet, videojuegos, televisión…), evitando así la “cultura del sofá”. Todo el mundo tiene que moverse.

Menos culinarios de los que todos participan – Cualquier miembro de la familia puede y debe tener un papel que desempeñar en esta actividad que se ha convertido en diaria, desde poner o quitar la mesa, ayudar a preparar platos, entre otras tareas. Si el tiempo acompaña, ¿por qué no hacer una comida diferente con una mesa improvisada en el balcón o terraza?

Conversaciones en familia – Esta es una buena oportunidad para fomentar el diálogo y conocer mejor a los hijos: sobre sus amigos, sus perspectivas de futuro, sus preferencias, sus anhelos y preocupaciones.

Buena comunicación con los más mayores – Incentivar a niños y jóvenes a llamar a sus abuelos u otros familiares que, debido al aislamiento social, deban mantenerse apartados pero que necesitan igualmente de un mimo o una caricia aunque sea a distancia.