La arquitecta del mar

Teresa Almeida, especialista en el área de gestión del territorio y urbanístico, es la coordinadora del Programa Mar 2020, que da apoyo a proyectos sostenibles e innovadores en la pesca y la acuicultura

Teresa Almeida conoce bien las dinámicas del Tajo. La coordinadora del Programa Mar 2020 ocupa una oficina en el muelle de Santo Amaro, con el río a los pies y el Puente 25 de Abril en la esquina derecha de la ventana. “Tiene unas vistas inspiradoras, pero tuvo que ganárselo. Cuando inicié este programa trabajábamos en la zona del aeropuerto. No me conformé”. Desde el balcón del antiguo Edificio de los Pilotos, propiedad del Puerto de Lisboa, que alquiló dicho espacio, la gestora ve pasar los barcos: “Conozco todas las embarcaciones, cruceros, de recreo, pequeños veleros, el HIPPOtrip y hasta el submarino que sale de la Dársela de Alfeite”.

Teresa Almeida, de 65 años, dirige un equipo de 17 personas, además de ser responsable de las candidaturas a los fondos europeos. Es además arquitecta de formación con una amplia experiencia a nivel municipal. Fue la encargada de dirigir el Programa Lisboa Europa 2020, que transformó la capital portuguesa en la ciudad que conocemos hoy, por invitación de António Costa. En aquel momento, allá por 2007, estuvo presente como Gobernadora Civil de Setúbal en la toma de posesión del nuevo alcalde de Lisboa. “Alguien me dijo, prepárate porque vas a ser llamada”.

Especialista en desarrollo urbano, hoy habla de pesca con el mismo entusiasmo con el que le escuchamos contar las batallas políticas que llevó a cabo en el pasado. “El sector está creciendo, el producto de la pesca está altamente valorado”, afirma. El Programa Mar 2020 prevé ayudas comunitarias exclusivamente para proyectos de pesca y acuicultura sostenibles e innovadores. “Tenemos un problema con la flota envejecida y no podemos apoyar su renovación. La remodelación a bordo, la eficiencia energética, las mejores condiciones de salubridad, instalaciones para la vida a bordo, sí, pero invertir en embarcaciones nuevas no puedo.”

DE LA ARQUITECTURA A LA ESTRATEGIA
Cuando terminó sus estudios de arquitectura, en la resaca de la Revolución de los Claveles del 25 de Abril, Teresa Almeida tuvo que abandonar Lisboa para trabajar en su área de formación. “Éramos jóvenes arquitectos, queríamos trabajar en arquitectura, pero no había trabajo. Tuvimos que salir de nuestra zona de confort. Me trasladé a Castro Verde para hacer que lo que más me gustaba”, recuerda. En una pequeña oficina local que ocupaba una superficie mayor que el Algarve, el equipo produjo decenas de proyectos. “Dotamos a todas las localidades de residencias de ancianos, fuentes, viviendas sociales, guarderías... Éramos usados (en el buen sentido de la palabra) para producir aquello que el país necesitaba.”

Fue el único período en el que trabajó en la “arquitectura tradicional”. En 1977, acabó entrando en el Ayuntamiento de Setúbal (CMS), donde permanecería 21 años: comenzó como técnica de base, fue directora de urbanismo, teniente de alcalde de vivienda y llegó a Gobernadora Civil. “En un momento en el que las mujeres no eran demasiado aceptadas en el mundo de las licencias de obras y de la construcción. Los sectores más consolidados de los ayuntamientos estaban ocupados por hombres”, recuerda. Trabajó en barrios sociales e implementó el Plan Especial de Realojamiento (PER), que preveía erradicar las chabolas de Setúbal para sustituirlas por vivienda social. “Venía a Lisboa, discutía con toda la gente del Fondo de Fomento. Teníamos mil barracas en Setúbal, por lo que resultó necesario realojar a toda esa gente.”

Llegó a ser candidata a la alcaldía de Setúbal, perdiendo ante Maria das Dores Meira, pero fue en la capital donde desarrolló un trabajo decisivo en la rehabilitación de la ciudad. “Cuando llegué al Ayuntamiento de Lisboa (CML), en 2007, la ciudad era una urbe deprimida, con los concejos limítrofes mucho más atractivos para las personas y las empresas. Hoy esto es historia. Lisboa es una ciudad atractiva, moderna, con grandes recursos energéticos y tecnologías, con capacidad para aplicarlas. Fue capaz de atraer empresas y se convirtió en una ciudad más amiga con los peatones, los ciclistas y más verde. Ahora ganamos el título de Capital Verde, lo que antiguamente era impensable, cuando ni el tema del saneamiento estaba resuelto.”

Así como en Lisboa promovió un cambio de modelo a nivel de movilidad y vivienda, en el ámbito de la Misión Lisboa Europa 2020, dentro del programa que hoy lidera, la coordinadora trabaja también en el fomento de soluciones energéticas ligadas a la pesca y la acuicultura. La misión es implementar medidas de apoyo enmarcadas dentro del Fondo Europeo de Asuntos Marítimos y Pesca. “Apoyamos candidaturas de embarcaciones que trabajan exclusivamente la energía solar.”