Humanizar la tecnología

Este es el gran desafío para las empresas que, al mismo tiempo, tienen que luchar por mantener la humanidad de sus empleados. Abordar el aprendizaje en su conjunto, sacando partido de la creatividad y de las emociones, es uno de los caminos a seguir

La tecnología va a una velocidad de vértigo, capaz de dotar a las empresas de una mayor eficiencia y optimización de los procesos. Por tanto, “si queremos evitar que las empresas sean simplemente máquinas de producción, debemos humanizar y seguir siendo humanos”. El mensaje es de Tim Leberecht, cofundador de House of Beautiful Business, un think tank global y una comunidad que busca humanizar los negocios en la era de las máquinas, quien ha organizado, junto con Galp, The Great Unknown, un evento en paralelo a la conferencia Web Summit de Lisboa.

Durante la segunda edición en colaboración con Galp, quien se unió al proyecto en 2018, el tema central fue el aprendizaje en la era de las máquinas, dando lugar a una jornada de debates. “El aprendizaje es un deporte de contacto porque rodea a nuestro cuerpo, a todas nuestras emociones; no es solo una adquisición racional de conocimiento”, explicaba a Energiser el responsable de la empresa. Es por ello que cree fundamental “estar preparados para ese gran desconocido; así, hoy, a través de las experiencias compartidas, queremos explorar lo que eso significa para la forma cómo los humanos aprenden, pero también para la forma cómo ‘aprenden’ tanto las máquinas como la IA, cómo debemos aprender con ellas, y cómo debemos entrenarlas para que sirvan a los objetivos humanos”.

Para Tim Leberecht, es muy importante que los humanos fortalezcan sus capacidades intrínsecamente humanas y que sean capaces de adaptarse, de aprender, de sentir el confort, porque solo así será posible aprender. “Es lo mejor que podemos hacer para prepararnos para un futuro que desconocemos”, añade. Este es, además, el trabajo que realiza a través de The Business Romantic Society, fundada en 2018, junto con Till Grusche, una empresa que trabaja con las empresas y sus líderes buscando hacer a los humanos más humanos y a los negocios más bonitos. “Trabajamos mucho con conceptos como ‘embodied leadership’ e inteligencia emocional, pero lo que nos hace únicos es que transformamos esto en experiencias emocionales”, explica el responsable de House of Beautiful Business. El principio que subyace de esta actuación pasa por la convicción de que las personas no aprenden con documentos de PowerPoint ni leyendo un libro, sino que necesitan sentir y experimentar. “Esta es la única forma de aprender y de internalizar el conocimiento y nosotros producimos este tipo de experiencias para nuestros clientes”, concluye.

EN BUSCA DE LA CULTURA DEL APRENDIZAJE

La importancia de crear y desarrollar una cultura del aprendizaje es una de las prioridades en Galp, lo que explica el interés y la intervención en estas conferencias, como principal socio. “El desafío en todas las empresas está en reconectar a las personas y hacerles ver la importancia del aprendizaje en su día a día en el trabajo, pero también en ver a estas como personas”, declara a Energiser Paulo Pisano, director de Personal de Galp. Lo mismo sucede en la energética que, desde hace tres años, ha dedicado gran parte de su tiempo a repensar el aprendizaje. “Creemos que las personas son capaces de aprender en cualquier momento de su vida y en cualquier lugar”, explica.

Así, aprender en la era de las máquinas es un enorme desconocido, como indica Paulo Pisano. El responsable de los recursos humanos en Galp explica que en una época en la que el desarrollo de la tecnología va tan rápido y con un impacto enorme en las empresas, resulta difícil entender su potencial total. Es por ello que – añade – “para los seres humanos, la capacidad de aprender a trabajar unos con otros, además de con las máquinas, va a ser cada vez más fundamental”.

Internamente, continúa el director de Personal, Galp está desarrollando un proceso de mayor humanización, a la vez que desarrolla también tecnología a pasos agigantados. “El desafío de la tecnología es que esta resulte altamente seductora, que nos seduzca por su poder y que nos haga olvidar que está al servicio de las ideas y de los valores humanos”, finaliza.