Transición energética sin comprometer la naturaleza

La producción de minerales puede aumentar casi un 500 % hasta 2050 para abastecer la creciente demanda de tecnologías de energía limpia. Pero no debe hacerse a cualquier precio ya que el proceso de extracción puede tener consecuencias negativas para la sostenibilidad medioambiental

La solución a un problema (o al cambio climático) no puede dar origen a otros problemas, como la pérdida de biodiversidad o al aumento de las desigualdades sociales. Son las principales conclusiones que Júlia Seixas, presidenta del Departamento de Ciencias e Ingeniería Ambiental de la Facultad de Ciencias y Tecnología de la Universidad Nueva de Lisboa (FCT/UNL), extrae de la última Conferencia Anual de la Asociación Portuguesa de Economía Energética (APEEN 2021), dedicada a la transición energética y a la sostenibilidad.

El evento contó con la intervención de investigadores portugueses y de países como a Alemania, Francia, Brasil y España, y tuvo como objetivo llamar la atención sobre el impacto de la transición energética en la sostenibilidad. “Entre otras, se celebró una sesión de análisis del ciclo de vida de las tecnologías de la energía, además de otra sobre la forma como la transformación energética se produce a nivel de las ciudades” durante la conferencia, según señala Júlia Seixas, quien destaca en especial el tema escogido por John Drexhage, consultor sénior del Banco Mundial, quien quiso llamar la atención sobre los problemas actuales y futuros de la exploración y producción de minerales necesarios para la fabricación y funcionamiento de los aerogeneradores, las células fotovoltaicas y las baterías. Y es que algunas de estas tecnologías son necesarias para la captación de energía renovable y para el almacenamiento de electricidad.

Júlia Seixas destaca la necesidad de establecer políticas y directrices públicas que impliquen a "toda la población" en la transición energética. “Solo hay que pensar en la movilidad eléctrica, ya que las nuevas tecnologías existentes en el mercado son mucho más caras que las anteriores y, por ello, solo son accesibles para las familias con mayor capacidad financiera”, explica. Añade también que no podemos dejar que se instale en la sociedad la idea de que solo las personas con más recursos son las que se portan bien y las que están alineadas e involucradas en la transición energética. “Esto no puede suceder”, apunta.

Otras de las áreas destacadas por Júlia Seixas, donde la transición energética puede conducir a la pérdida de biodiversidad es la energía solar, es la posibilidad de instalar campos solares de grandes dimensiones en áreas cubiertas de bosque, con un alto valor ecológico y de biodiversidad para Portugal, las cuales serían debidamente limpiadas de todo recubrimiento vegetal. “Son necesarios una serie de cuidados a la hora de invertir, porque se trata de zonas que serán ocupadas entre 25 a 30 años, dejando de tener un uso agrícola o ecológico”.


BANCO MUNDIAL EN ACCIÓN

El informe del Banco Mundial de Minerales para la Acción Climática: La Intensidad Minera de la Transición por una Energía Limpia revela que la producción de minerales como el grafito, el litio y el cobalto puede aumentar casi un 500 % hasta 2050, para abastecer la demanda creciente de tecnologías de energía limpia. Se estima también que se requerirán más de tres millones de toneladas de minerales y metales para producir energía eólica, solar y geotérmica, y almacenar la energía suficiente para limitar el aumento de la temperatura por debajo de los 2 °C en relación con los registros de los años 90 del siglo pasado. Según Júlia Seixas, es necesario percibir cómo se producirá la transición energética, la cual requiere de este tipo de tecnologías, sin poner en riesgo vastas áreas naturales, como ya está sucediendo en China o Latinoamérica. La iniciativa Climate-Smart Mining, del Banco Mundial, citada por John Drexhage durante la Conferencia Anual de la Asociación Portuguesa de Economía Energética, pretende ayudar a los países en desarrollo, ricos en recursos, a beneficiarse de la creciente demanda de minerales. Y todo ello a través del apoyo técnico y de inversión en los procesos de extracción y procesamiento sostenibles de minerales y metales, para garantizar el suministro de tecnologías de energía limpia. Y todo ello, a la vez que se minimiza la huella social, ambiental y climática de esta actividad en toda la cadena de valor.