Los primeros pasos del proyecto de la Ley del Clima

El Pacto Verde Europeo y el camino hacia el desarrollo sostenible, asumidos por la Comisión Europea y por sus estados miembros, obligan a adoptar, por cada uno de ellos, una Ley del Clima que defina las pautas y pasos a seguir para cumplir con los objetivos fijados para 2050. Portugal ha comenzado a dar los primeros pasos en ese sentido a principios de este año

Portugal está actualmente preparando el camino para establecer su propia Ley del Clima. Es fundamental lograr el objetivo de cero emisiones de gases de efecto invernadero en 2050 en el país luso, tal y como exigen la Comisión Europea y todos los estados firmantes del Pacto Verde Europeo (PVE). Presentado a finales de 2019, este documento es sobre todo una estrategia de crecimiento para transformar la Unión Europea (UE) en una economía moderna, eficiente a la hora de aprovechar los recursos y competitiva. También un espacio donde desaparezcan las emisiones líquidas de gases de efecto invernadero en 2050, donde el crecimiento económico esté asociado a la exploración de los recursos y donde nadie ni ninguna región se queden atrás.

ECONOMÍA SOSTENIBLE

Para cumplir con este itinerario de hacer la economía de la Unión Europea sostenible, la CE ha establecido la Ley Europea del Clima. Se busca con ella garantizar que todas las políticas de la UE contribuyan a este objetivo y que todos los sectores de la economía y de la sociedad participen de este esfuerzo. Pero para que esto suceda, es necesario definir las líneas estratégicas a largo plazo para lograr la neutralidad climática a través de un camino fácilmente previsible para las personas y los agentes económicos, con el objetivo es garantizar la igualdad de oportunidades. Según la Comisión Europea, deberá hacerse de forma socialmente justa y eficiente en términos de costes.

Cabe velar por que la transición hacia la neutralidad climática resulte irreversible. Por ello, las instituciones europeas y los estados miembros están obligados a tomar las medidas necesarias para cumplir con este objetivo. Y es que resulta esencial promover la equidad y la solidaridad entre los países implicados, Portugal incluido.

CONSENSO Y ALCANCE

En el debate inicial del mes de enero celebrado en la Asamblea de la República para definir la versión portuguesa de la Ley del Clima, se decidió que todas las propuestas presentadas por los partidos políticos y diputados independientes serían canalizadas a través de la comisión especializada encargada de redactar una propuesta lo más inclusiva posible.

A finales de enero ya se habían identificado algunas de las entidades y personalidades invitadas para aportar su visión; nombres como Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea, responsable del Pacto Verde Europeo, y Ed Miliband, el arquitecto de la Ley del Clima británica. Es necesario que la nueva ley sea consensuada -como es natural-, además de inclusiva, racional y fácil de percibir. Igualmente, es importante que dicha ley salga adelante lo antes posible para ayudar a la economía y a la sociedad portuguesa a llegar al final del camino. Cabe no olvidar que, además del Reino Unido, países como Dinamarca, Francia, Alemania y España ya han redactado sus leyes y se espera que el resto de países europeos lo hagan pronto.

SIMPLE Y FÁCIL DE PERCIBIR

Recientemente, el Consejo Nacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible (CNADS), tras analizar las propuestas de ley realizadas ante la Asamblea de la República, destacó el consenso alcanzado en cuanto al contenido, dejando reflejadas también varias recomendaciones en un informe enviadoa la Comisión Parlamentaria de Medio Ambiente. Una de ellas es que la futura Ley del Clima "deberá contar con una estructura simple, de fácil asimilación por todos los agentes sociales y por los propios ciudadanos, además de un contenido claro y compresible por todos, dada las expectativas generadas en cuanto al impacto en la economía y la sociedad portuguesas”. Otro aspecto a destacar es que el texto deberá ofrecer una visión a largo plazo. El documento recomienda también definir los objetivos nacionales para los años intermedios 2030 y 2040, “en términos de emisiones de gases de efecto invernadero o del territorio con estatus de protección, por constituir señales claras del camino seguido en perspectiva. Y es que estos objetivos son muy importantes para la toma de decisión de los agentes económicos y de los ciudadanos”.

Innovadora resulta la propuesta de inclusión del concepto de Emisiones Negativas en la futura Ley de Bases del Clima. Esta implica la eliminación del exceso de dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, capturando ese CO2 y dándole una utilidad económica y social, o almacenándolo en un lugar seguro. El CNADS subraya que hay dos enfoques reconocidos: las soluciones basadas en la Naturaleza y las tecnologías sobre emisiones negativas. Defiende igualmente que se debe tener especial cuidado a la hora de articular el texto en lo que se refiere a los sectores de actividad afectados, con el fin de evitar incompatibilidades legislativas y duplicación de competencias.