Sostenibilidad es la consigna para hacer frente a los desafíos que trae consigo el nuevo siglo. Y, en este sentido, las ciudades se encuentran en la primera línea de los cambios estructurales que se impondrán. Se prevé que, hasta 2050, la población mundial supere la barrera de los 9 mil millones de personas y que más del 70 % de los ciudadanos residan en ciudades. Cierto es que el área agrícola mundial tiene serias dificultades para ampliarse, con lo que se crea aquí un problema de sostenibilidad. Por este motivo, la agricultura urbana comienza a dar los primeros pasos para tratar de resolver una cuestión fundamental para la supervivencia de los seres humanos.
Muchas ciudades comenzarán a desarrollar proyectos de producción local, además de los tradicionales huertos urbanos, mediante tecnologías avanzadas que permitan producir casi sin tierra, en hidroponía, por ejemplo, integrados en el paisaje de la ciudad y con la gran ventaja que supone la proximidad. Se reduce así la necesidad del transporte por carretera. Hay buenos ejemplos de ello en todo el mundo. París, por ejemplo, inauguró el año pasado, en plena pandemia, un huerto urbano con más de 14 mil metros cuadrados - el mayor a nivel europeo – en lo alto de un edificio de seis plantas, con una inversión total de 500 millones de euros.
Justo al lado de la ciudad de la luz, en Romainville, se anunció también recientemente un proyecto de producción urbana con contornos innovadores y que cuenta con el talento y el ingenio portugueses. Se trata de la Tour Maraîchère, un complejo de jardinería/agricultura formado por dos torres, una de ellas de 26 metros de altura y la otra de 14 metros, íntegramente dedicadas a la producción vertical de fruta, hongos, verduras, flores comestibles y semillas. Este espacio funcionará como mercado abierto a los clientes, los cuales podrán adquirir productos recién recogidos del suelo o del árbol. Este proyecto forma parte de un plan para renovar la ciudad dentro de un modelo innovador para la integración del espacio agrícola en el tejido urbano. Aquí se producirán cerca de 12 toneladas de productos agrícolas al año, lo que complementará la oferta hortícola procedente de las zonas rurales que rodean la ciudad.