Voluntarios de Generation Galp en acción por una causa solidaria

Treinta alumnos del programa Generation Galp forman parte de una iniciativa de team building con impacto en la comunidad local, llevando color y sonrisas al Centro Social de Trafaria, en el concejo de Almada

La vocación solidaria de Galp continúa repartiendo sonrisas entre las comunidades de alrededor donde ejerce su actividad. La acción más reciente tuvo lugar en el Centro Social de Trafaria, una institución dedicada a la gestión de la Santa Casa de la Misericordia de Almada, situada en una zona desfavorecida socialmente que atiende, de diferente forma, a cerca de 1.000 personas de todas las edades. Entre los usuarios encontramos niños y enfermos, principalmente, en un diálogo intergeneracional permanente que la pandemia interrumpió. Se trataba también de los más mayores que se ocupaban del pequeño huerto, últimamente abandonado debido al confinamiento durante más de año y medio de sus cuidadores. Ahora, con la vuelta a la “normalidad” es el momento de volver a dar color al espacio exterior del centro y esto es lo que se han propuesto 30 aprendices de Galp, haciendo brotar de nuevo el verde en la tierra árida y pintando de azul y blanco las paredes grisáceas por el paso del tiempo.

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El programa de formación de Generation Galp tiene una duración de dos años e integra diversas actividades del foro técnico y comportamental. Este programa busca crear un conjunto de experiencias y estimular las competencias consideradas críticas para el éxito y la continuidad del camino que los jóvenes participantes están iniciando en la empresa.

“Queríamos aprovechar esta iniciativa de Galp Voluntaria para hacer una fusión entre una actividad de team building, con el fin de consolidar relaciones y ‘reenergizar’ este grupo de alumnos, y una acción que nos aproxima a la comunidad en la que nos insertamos. Este día cobra aún más significado por el impacto social, y el sentimiento de gratitud generado, además del trabajo en equipo. En el fondo, ganamos todos”, explica Rita Figueiredo, de People Team y responsable del área de talento.

“Sin duda que la parte social es importante aquí, pero también para la propia dinámica del grupo de alumnos, no solo por el simbolismo y el resultado de la acción, sino también para reforzar lazos entre ellos. Entraron en Galp en mayo y esta es la tercera vez que están todos juntos debido a las restricciones de la pandemia”, añade Maria Figueiredo, exalumna que ahora se prepara para entrar en el área de desarrollo, tras pasar por el departamento de contratación.

Según Maria Figueiredo y Rita Figueiredo, de la dirección de Personal de Galp, el programa de voluntariado de los alumnos de Galp aporta grandes ventajas para la empresa, para los empleados y para la comunidad

Carolina Goldstein, de 24 años, es una de las alumnas que no dudó en unirse al grupo de voluntarios, nada más recibir el e-mail proponiéndole el reto. “Me gustan las plantas y los huertos y, como sabía que esto iba a motivar a las personas del centro social, me inscribí de inmediato”, cuenta la joven, que tiene la esperanza de aprender y crecer mucho dentro de la compañía. “Es la primera vez que trabajo en una gran empresa y es algo bueno para saber cómo funciona. Busco ser lo más útil posible y este tipo de acciones contribuyen a mi crecimiento tanto en lo personal como en lo profesional.”

Por su lado, Diogo Marques, de 30 años, ya está habituado a este tipo de actividades, ya que no es la primera vez que pinta paredes, porque fue boy scout durante siete años. Para este alumno formado en Comunicación, “esta iniciativa representa ayudar y empatizar con los demás pero, llegado este punto de la pandemia, también es fundamental para crear un espíritu de equipo”. Diogo disfruta trabajando en Galp, no solo por esta visión solidaria, sino también por poder contribuir al objetivo de la neutralidad carbónica trazado por la compañía: “Es interesante este cambio hacia un mundo de energía limpia. Nosotros, como jóvenes y como aprendices, queremos cooperar para avanzar y juntos mirar al futuro".

Los alumnos Diogo Marques y Carolina Goldstein creen que las acciones de team building son importantes para su crecimiento personal y profesional

La iniciativa, que tuvo lugar el 10 de noviembre, contó también con la presencia de responsables de la Santa Casa de la Misericordia de Almada. Según Sofia Valério, directora y coordinadora técnica, las asociaciones con las empresas son fundamentales para formar redes, dar a conocer el trabajo de la institución y fomentar el abrirse a la comunidad. “Es importante para nuestros beneficiarios percibir que nuestro centro está valorado y que podemos hacer mejoras juntos para mejorar las respuestas que damos”. Sílvia Fragoso, proveedora adjunta, corrobora y destaca el papel de los voluntarios en esta misión. “Lo que pretendemos con el voluntariado es humanizar cada vez más el apoyo que damos a nuestros usuarios”, afirma.

Para el miembro Henrique Margarido “esta interacción entre la institución y las comunidades locales pone en valor a la propia institución como elemento motivador para todos los implicados”.

Para los responsables de la Santa Casa de la Misericordia de Lisboa, Sílvia Fragoso, Henrique Margarido y Sofia Valério, las colaboraciones son fundamentales para tejer redes y poner en valor a las instituciones