Voluntarios de Galp alegran las Navidades a las familias que acuden al Banco de Alimentos

En la semana en la que se celebra el Día Internacional del Voluntario, tres directivos y cerca de 50 trabajadores de Galp dedicaron su tiempo y energía a ayudar durante dois días a preparar las cestas de Navidad para las familias más desfavorecidas de aquellas regiones donde la energética tiene una presencia directa

En el almacén del Banco de Alimentos (BA) de Alcântara, Lisboa, el ajetreo es diario y constante. A lo largo del día decenas de furgonetas de organizaciones solidarias pasan por allí para llevar algo de comida a quienes más lo necesitan. Pero, como señala la responsable Isabel Jonet, nada de esto sería posible sin la colaboración de los voluntarios que durante los 365 días del año ayudan a realizar este proyecto. Una ayuda que llega a cerca del 4% de la población portuguesa. El presidente del Banco de Alimentos destaca ejemplos de dedicación como el del Sr. Ernesto quien, desde hace 28 años, no ha fallado ni un solo día a su cita en el almacén de Alcântara. Tiene 87 años y es el voluntario más regular y de mayor edad con el que contamos.

Pero también es habitual encontrar voluntarios de varias empresas lusas, como es el caso de Galp, que dedica cerca del 10% de sus iniciativas de voluntariado al Banco de Alimentos. La semana pasada fueron unos 50 empleados los que, en dos días, prepararon las cestas navideñas que la energética enviará a través del BA a las comunidades más desfavorecidas de aquellas regiones donde está presente la empresa, como Sines y Matosinhos. “En Galp, tenemos una larga historia de participación y compromiso con las comunidades y organizaciones sociales, con el objetivo de estar ahí siempre que la sociedad lo necesite. Y con todo lo que ha sucedido últimamente, sabemos que hay muchas familias en dificultades y queremos ayudarlas a aliviar parte de ese sufrimiento”, indica Andy Brown. En opinión del CEO, este tipo de iniciativas también son muy importantes para fomentar los valores de ayuda mutua y espíritu de equipo, porque “es muy gratificante trabajar codo con codo en el objetivo común de ayudar a los demás. Es bueno ver cómo todos se arremangan y se divierten mientras contribuyen con la comunidad”.

El CEO fue uno de los miembros de la junta que participó en esta iniciativa, pero no fue el único. Thore Kristiansen ya es un habitual de estas iniciativas. Desde que llegó a Galp en 2014, ha participado en varias acciones de voluntariado, las cuales considera “muy importantes porque contribuyen al bienestar de las personas que necesitan este confort”. El Director de Producción y Operaciones recuerda la primera acción en la que participó, consistente en pintar una escuela de una zona desfavorecida. “A los niños les hizo mucha ilusión y a nosotros nos cuesta muy poco”. De esta iniciativa, Thore Kristiansen destaca la importancia y el impacto que supone ayudar a hacer un poco más felices a ese 4% de la población que no tiene un plato regular encima de la mesa. “Es una forma admirable de contribuir con la sociedad", comenta.

Momentos como este nos hacen reflexionar y poner nuestras vidas en perspectiva”, añade Georgios Papadimitriou, quien participa por primera vez con el equipo de Galp. “Tenemos que cuidarnos, pero cada vez que tengamos la oportunidad, debemos ayudar a la comunidad”, afirma. En opinión del Director de Operaciones de Renovables y Nuevos Negocios, estas también son oportunidades para compartir momentos con los compañeros en un ambiente distendido y diferente, permitiendo conocer mejor a cada miembro del equipo a la vez que ayudamos a los menos privilegiados. “Es la primera vez que participo en una acción solidaria de Galp y seguro que no será la última”, dice.

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Estos días de trabajo en el Banco de Alimentos representan, sin embargo, una parte muy pequeña de la contribución de Galp a las comunidades más necesitadas durante todo el año.

El objetivo de esta acción de voluntariado era preparar las primeras 200 cestas que se entregarán a las familias más necesitadas y que incluyen donaciones como resultado del reto “Todos los pasos cuentan”. Hasta ahora, se habían repartido más de 680.000 comidas de un objetivo de 1 millón, meta que Andy Brown ve posible alcanzar con la ayuda de todos, tanto dentro como fuera de Galp. “Es muy fácil porque simplemente caminas, andas en bicicleta o corres y, por cada kilómetro, una nueva familia recibe una comida”.

La iniciativa “Todos los Pasos Cuentan” comenzó en marzo de 2021, durante la pandemia, como un incentivo interno para practicar deportes con un objetivo solidario. El éxito fue tan abrumador que Galp repitió la acción ese mismo año, pero en un formato abierto a toda la sociedad y con objetivos más ambiciosos. Así, el año pasado se recorrieron un millón de kilómetros y se distribuyeron igual número de comidas. Este año, los pasos siguen el mismo camino y el objetivo está cada vez más cerca de lograrse.