Jóvenes de todo el país tienen la oportunidad de hacer realidad sus sueños gracias al programa de becas promovido por la Asociación de Emprendedores por la Inclusión Social (EPIS). Para el curso 2023/2024, el programa, que ha contado con 49 socios, entre empresas y donantes anónimos, ha concedido 208 becas, por un valor total de 454.800 euros, y se ha dirigido a estudiantes de educación secundaria y superior y a jóvenes con discapacidad que van a realizar prácticas en empresas.
El impacto de esta iniciativa en la vida de estos jóvenes es grande y transformador, ya que les permite continuar sus estudios y alcanzar sus metas, independientemente de su condición social o económica.
Es el caso de Bebiana Vital, de 24 años. Cursa el segundo año de un máster en Intervención Social en Niños y Jóvenes en Riesgo de Exclusión Social y espera poder ayudar a otros niños y jóvenes a labrarse un futuro prometedor. Apoyada por la Fundación Galp el curso pasado, la joven de Matosinhos afirma que sin esta beca difícilmente habría llegado a donde quería: "En mi ciudad, este máster sólo está disponible en una universidad privada, por lo que las tasas de matrícula son muy elevadas. Sin esta importante ayuda financiera, no habría podido invertir en formación adicional para enriquecer mi currículum, por ejemplo."
Este año, la Fundación Galp ha sido el mayor inversor social en EPIS, del que forma parte desde 2014. Entre las 208 becas concedidas, 40 son de su responsabilidad, 30 de ellas de grado y 10 de máster, por un total de unos 100.000 euros.
"Son nuestros socios los que nos han permitido consolidar este programa y hacerlo crecer a lo largo de los años. Creemos que seguirá teniendo potencial de crecimiento en los próximos años", afirmó Diogo Simões Pereira, director general de EPIS, en la apertura del acto de entrega de las becas, que tuvo lugar en el auditorio de la sede de Caixa Geral de Depósitos, en Lisboa, a principios de diciembre.
Un evento que, para Leonor Beleza, presidenta de EPIS, sirve también para mostrar lo que hace la asociación y los resultados que de ello se derivan: "Entender lo que somos y para qué estamos es fundamental para poder hacer lo que hacemos, pero sobre todo porque los resultados de las acciones de EPIS son, en nuestra opinión, y para eso existe la asociación, importantes para el éxito, no sólo individual de los estudiantes, sino también del país. Son estos éxitos individuales los que sin duda contribuyen de forma excelente a la construcción colectiva de lo que somos."
LA EDUCACIÓN COMO ASCENSOR SOCIAL Y GARANTE DE UNA SOCIEDAD MÁS PRÓSPERA Y JUSTA
Basándose en uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, concretamente el ODS4, la Educación de Calidad es uno de los pilares de la Fundación Galp y, por tanto, una de las prioridades de la empresa, especialmente en las comunidades en las que opera. Es el caso de los municipios de Alcoutim, Matosinhos, Odemira, Ourique, Santiago do Cacém, Setúbal y Sines. "Nuestras becas de licenciatura y máster se dirigen principalmente a los jóvenes de estos siete municipios. Es importante que nos fijemos en ellos y nos demos cuenta del enorme potencial que tienen. En Galp creamos energía y no hay mejor forma de crear energía que ésta", afirma Maria João Carioca, directora financiera y ejecutiva de Galp, que reconoce el papel estructural de la educación. A nivel individual, promueve el acceso al conocimiento como ascensor social, contribuyendo a la creación de igualdad de oportunidades y al desarrollo social y económico, mientras que a nivel colectivo ayuda a crear una sociedad más próspera, digna y justa para todos. "Creemos que la educación es una de las principales formas de inclusión, de creación de futuro, de expresión de la democracia y de expresión de la igualdad y de la igualdad de oportunidades en particular", añade.
De hecho, al apoyar a estas comunidades, ha contribuido a la democratización del acceso a la educación y a la igualdad de oportunidades, llevando a los bancos universitarios a aquellos que por alguna razón (económica, social o incluso física) habían permanecido al margen; a la lucha contra el fracaso y el abandono escolar, aliviando la presión económica sobre las familias; y al progreso de las cualificaciones, una batalla crítica para el país cuando se sabe que el 39,7% de la población adulta ha completado como máximo la educación básica.