Cada día, miles de portugueses dedican tiempo y energía a apoyar a aquellos que más lo necesitan, una responsabilidad que asumen como propia porque creen en la importancia de contribuir al bien común. El pasado 5 de diciembre se celebró el Día Internacional del Voluntariado, un reconocimiento público a todos aquellos que participan en la construcción de una sociedad más justa y solidaria. "En este día, quiero agradecer a todos los portugueses que, diariamente, de manera formal e informal, ponen su tiempo a disposición de acciones de voluntariado", destacaba el presidente de la República portuguesa en una nota oficial publicada en la página web de la Presidencia de la República.
Marcelo Rebelo de Sousa quiso destacar la contribución "a la construcción de comunidades más fuertes y resilientes", además de indicar que es necesario "fomentar la participación de más voluntarios en este tipo de acciones cívicas en Portugal". Según las Naciones Unidas, hay más de mil millones de voluntarios en todo el mundo.
Sofia Raposo de Magalhães es uno de esos rostros anónimos que descubrió en el voluntariado una forma de sentirse útil en la construcción de una sociedad mejor. Fue en el Banco de Alimentos de Lisboa, en Alcântara, donde encontró una vocación que no conocía: la satisfacción de ayudar a los que más lo necesitan. "Me siento útil y no tengo la sensación de ser un trabajo ingrato. Al contrario, siento que mi trabajo es importante para muchas personas", explica a Energiser mientras coordina uno de los muchos equipos que organizan las donaciones de alimentos.
Lo que comenzó como una experiencia de unos pocos días a la semana se convirtió rápidamente en una dedicación en toda regla. "Empecé viniendo solo tres días, pero ahora vengo cinco días", dice. "Es muy emocionante. Aquí somos una pequeña familia y el ambiente es extraordinario", añade.
En el Banco de Alimentos, organización benéfica fundada hace más de 30 años por Isabel Jonet, toda ayuda es poca. Si no fuera por el esfuerzo diario de las personas que allí trabajan, junto con la aportación de cientos de voluntarios y de las donaciones de alimentos, no sería posible dar respuesta a quienes más lo necesitan. Los alimentos que llegan al Banco de Alimentos nos permiten apoyar a cerca del 4% de la población portuguesa y las peticiones de ayuda no paran de crecer, según los responsables. Cada año se entregan 29.000 toneladas de alimentos.
Esta ayuda, que llega a los hogares de miles de familias a través de asociaciones con otras organizaciones benéficas de todo el país, es esencial en un momento en el que Portugal cuenta con unos niveles de riesgo de pobreza del 17%. Según datos oficiales, sin el apoyo social del Estado, más de 4,4 millones de ciudadanos se encontrarían en situación de pobreza y exclusión social.
El apoyo de socios y empresas es clave
Con una lluvia intermitente, viento y mucho frío fueron recibidos los cerca de 20 empleados de Galp en la sede del Banco de Alimentos contra el Hambre, pero ni siquiera las condiciones meteorológicas adversas estropearon el espíritu solidario de una gente que se empeñó en conmemorar el Día Internacional del Voluntariado.
Isabel Jonet, fundadora y presidenta de la organización benéfica con más de 30 años de vida, dio la bienvenida al grupo que, con entusiasmo y compromiso, propuso llevar los palés y las cajas de alimentos donados. La responsable quiso destacar también la importancia de la alianza, ya de por sí duradera, entre la empresa energética y el Banco de Alimentos, que se prolonga más allá de fechas especiales como la temporada navideña. "Esta asociación es muy importante", afirma.
El frenesí que se sintió en el almacén principal de la organización benéfica fue consecuencia de la última gran campaña de recogida de alimentos, realizada en los primeros días de diciembre en todo el país, y que permitió al Banco de Alimentos alcanzar el objetivo de unas 2.300 toneladas de alimentos tratados, un 10% más que en el mismo período del año pasado. Una vez más, el éxito se debió a los más de 40.000 voluntarios repartidos de norte a sur del país luso, donde se encuentran los 21 bancos del territorio nacional.