Conscientes de que no podemos continuar consumiendo recursos a una velocidad mayor de la que se generan, debemos encontrar energías alternativas y apostar por la eficiencia en el uso de los recursos. En este escenario, aparece el gas natural y, sobre todo, el gas licuado, cuya flexibilidad de transporte garantiza una mayor capacidad de globalización. Actualmente, representa apenas el 10 % del mercado global del gas natural, pero se prevé un aumento de la demanda en las próximas décadas. Porque, según afirma Carlos Gomes da Silva, “los desequilibrios que puedan existir entre la demanda y la oferta de este combustible serán complementados precisamente con el gas licuado”.
El futuro pasa por una economía menos intensa energéticamente y más tecnológica. Sin embargo, dado que se trata de un proceso de transición, siempre implica un cambio y Galp está adaptándose a través de la “transición energética” en sus prácticas y estrategia, de la cual forma parte el gas natural. Además, está ampliando su cartera de productos a las energías renovables, sin olvidar la visión más integral del nuevo perfil de consumidor que exige cada vez más soluciones eficientes con menos recursos.
Para el CEO, “los que consiguen sobrevivir o superarse no son los más fuertes o los más capacitados, sino los que logran adaptarse, por lo que de una forma u otra esa adaptación se producirá. Lo que percibimos es que todo ocurre más rápido e inmediato, con las ventajas e inconvenientes que ello conlleva”. Sin embargo, añade, “si hay un sector donde en la actualidad vale la pena trabajar y emprender, ese es el sector de la energía, donde todo está sucediendo”.