Inteligencia artificial para conducir en el futuro

Los vehículos autónomos son cada vez más una realidad. Aunque todavía no circulen por las carreteras, su tecnología evoluciona a pasos de gigante, y se encuentra implantada en algunos vehículos actuales. Si el conductor se distrae, el sistema de inteligencia artificial realiza un frenado de emergencia

Lo más sorprendente era la voz. Pero el éxito mundial de Knight Rider también estaba en la idea del automóvil que se conduce solo. Los años 80 fueron pródigos en excesos estéticos y proyecciones futuristas. No obstante, pocos dirían que transcurridas cuatro décadas estaríamos hablando de ideas como la inteligencia artificial aplicada a los automóviles. Parece una ficción de Hollywood, pero simplemente es cuestión de tiempo.

Existen varias tecnologías probadas por diferentes empresas, no todas del ámbito automovilístico. Google, por ejemplo, ha construido un automóvil de conducción autónoma cuyo sistema informático estaba basado en inteligencia artificial. Hace tres años, en 2016, el prototipo del gigante americano era el más avanzado hasta la fecha, suscitando el interés de constructores, fabricantes del ramo y empresas tecnológicas.

Entre los grandes líderes del sector se encuentra Tesla, del norteamericano Elon Musk. El Tesla Autopilot es un avanzado sistema de asistencia al conductor, que posee centralización de los carriles, cruise control, estacionamiento propio, entre varias otras innovaciones tecnológicas. No es un caso único: Uber, al igual que Volvo, sobre todo en el sector de los transportes, son dos de los gigantes del sector que están invirtiendo en tecnología para desarrollar prototipos autoconducidos.

La apuesta de las marcas por sus centros de I+D ha sido prolífica. Partiendo de colaboraciones con diferentes industrias, la idea central pasa por desarrollar prototipos que en un futuro próximo podrán circular por nuestras carreteras. ¿Cómo? A través de la inteligencia artificial. Se estima que en 2025 el porcentaje de sistemas basados en la inteligencia artificial en el interior de vehículos nuevos deberá crecer un 109%. En 2015 presentaba un crecimiento mucho más modesto: 8%.

¿Significa esto que estamos a punto de ver coches sin conductor circular por nuestras carreteras? Los más pesimistas apuestan por el 2030; las previsiones más moderadas apuntan a los próximos cinco años. Entretanto, marcas como Tesla, General Motors, Ford, BMW, Toyota y Renault-Nissan invierten en sueños robóticos que hasta hace poco no pasaban de ficciones en la pantalla del cine. Su denominador común está en la inteligencia artificial.

Recogiendo datos de sensores ultrasónicos, radares, cámaras y lidars (sensores que miden la distancia a través de luz), la información es centralizada y procesada con una rapidez superior a la del cerebro humano. En base a esta información – que, después de alojada, permite crear patrones y una capacidad de “aprender” del vehículo – un coche autónomo toma decisiones “al volante”.

Por el momento, el mercado ofrece automóviles con un nivel tres de automatización, en una escala de hasta cinco. El cero se aplica a un coche sin automatización, y el nivel cinco a coches sin conductor. Jaguar, por ejemplo, ha presentado recientemente una tecnología que funciona a través de sensores térmicos: un volante que ayuda al conductor a mantenerse en la carretera utilizando un sistema de calentamiento rápido del lado izquierdo o derecho, según la dirección correcta que el vehículo debe tomar.

En julio, el constructor reveló otra de sus apuestas tecnológicas que recurren a la inteligencia artificial y ya implantada en el Land Rover: un detector del estado de ánimo del conductor, que hace que el vehículo ajuste las definiciones en situaciones de estrés. El método funciona en tiempo real a través de una cámara de vídeo.

EL MEJOR AMIGO DEL DESPISTADO

Un coche que se pueda llamar ‘inteligente’ está equipado con una media de 10 sensores, hasta ocho cámaras y dos radares. Algunos modelos ya disponibles en el mercado recurren a estos sensores y a la inteligencia artificial para proteger al conductor en caso de distracción, asumiendo el control en caso de colisión inminente: emiten una señal sonora y visual, y en el límite realizan un frenado de emergencia.

Entre los modelos de nivel dos ya se encuentran a la venta, algunos son capaces de acelerar y frenar solos, corregir trayectorias y hacer curvas sin que el conductor toque el volante, mientras que otros consiguen ir más allá, detectando vehículos en curva, estacionados, peatones y bicicletas.

El asistente virtual puede llegar a ser el mejor amigo del despistado, detectando señales de tránsito, marcas viales, distancias de seguridad y velocidad adaptada, pero también haciendo uso de unos simples detalles, como un aviso sonoro y visual – de una taza de café, por ejemplo – para aconsejar una pausa durante la conducción. Queda por saber con quién iremos a tomar café en el área de servicio..