2.300 millones de euros para la eficiencia energética

Una agenda comunitaria, que incluye incentivos para el cambio de modelo energético y la gestión de los recursos, financiación para la puesta en marcha de proyectos, la creación de oportunidades de negocio y el establecimiento de la regulación pertinente, marca una nueva etapa para la sostenibilidad en Europa. No obstante, este es solo el principio de un camino que resulta obligatorio recorrer

En la Facultad de Derecho de la Universidad de Lisboa (FDUL), el camino para la eficiencia energética ya ha iniciado su recorrido. Uno de los primeros pasos fue la instalación de paneles fotovoltaicos en el tejado del edificio, buscando reducir el consumo de energía, una inversión financiada por POSEUR (Programa Operacional de Sostenibilidad y Eficiencia en el Uso de los Recursos). Menos de un año después, pueden verse los resultados: caída del consumo de energía en un 42 % y costes de la factura de la luz actualmente por debajo del 36 %.

Los paneles fotovoltaicos en el tejado del edificio de la FDUL

“De una factura de 12.000 euros mensuales, hemos pasado a casi 7.000”, revela Miguel Geraldes Cardoso, responsable de la gestión técnica del proyecto de la FDUL. Paula Vaz Freire, directora de la facultad, añade que estos resultados representan solo una pequeña parte de la misión proyectada. “Esperamos reducir todavía más el consumo energético, introduciendo aislamiento térmico en las ventanas y sustituyendo los equipos obsoletos”.

INVERTIR EN LA TRANSICIÓN

El proyecto de esta universidad es solo uno de los ejemplos de lo que se está haciendo en Portugal, con el objetivo de garantizar la transición energética en el país luso. Pero, a decir verdad, todavía existe un largo camino por recorrer, como revelan los datos del Proyecto POSEUR. Según Helena Pinheiro de Azevedo, presidenta de la Comisión Directiva de POSEUR, hasta el final del actual marco comunitario todavía existen fondos disponibles para invertir en la transición de energías contaminantes hacia fuentes renovables, en la prevención del cambio climático o en la protección del medio ambiente y la gestión de residuos, toda vez que las actuales tasas de ejecución dejan margen para el apoyo a nuevos proyectos.

El programa, acordado con la Comisión Europea para el período entre 2014 y 2020, contaba con cerca de 2.300 millones de euros para el apoyo a la inversión, destinándose 757 millones exclusivamente al sector transporte, fundamental para la transición energética. La responsable, que recientemente ha participado en una mesa redonda sobre el papel de la Unión Europea en la economía del medio ambiente en Portugal, promovida por la FDUL, refuerza la importancia de este programa operacional que, al final, deberá garantizar un ahorro global de 5 millones de kilovatios anuales y una reducción de 70.000 toneladas de CO2.

El Secretario de Estado Adjunto y de la Energía fue uno de los invitados a una mesa redonda que debatió sobre el papel de la UE en la economía del medio ambiente en Portugal

En la misma mesa, João Galamba, secretario de Estado Adjunto y de la Energía, aseguró que Portugal está cumpliendo con los objetivos fijados para 2020 en materia de energía, aunque, como se refiere Helena Pinheiro de Azevedo, la ejecución de los proyectos aprobados por POSEUR se sitúan por debajo de lo previsto, especialmente en la administración central. “Ser un buen alumno en Europa significa percibir que este proceso [de transición energética] es una oportunidad para el país”, continuó João Galamba. El responsable cree también que la forma de atraer a las instituciones hacia el cambio pasa por mostrarles beneficios económicos y financieros. “Estos proyectos tienen un impacto muy grande en los costes”.

EN EL CAMPO EMPRESARIAL

En lo que se refiere a las empresas, la visión sobre el camino a recorrer hacia la transición energética también es optimista. Diogo Almeida, de Estrategia Corporativa de Galp, encara esta “agenda común” con más optimismo que hace 10 o 15 años. “Podemos decir que hemos tenido un momento hasta 2020 y que ahora tenemos otro completamente distinto a partir de 2020, que acelerará la transición energética".

Diogo Almeida, de Estrategia Corporativa de Galp

Sin embargo, y a pesar de las buenas perspectivas, Diogo Almeida recuerda que existen grandes retos a nivel europeo para las próximas dos décadas que no podemos olvidar ni descuidar. Por un lado – explica –, es necesario clarificar quién va a financiar el Green Deal y, por otro, prestar atención a la regulación de la tecnología, fundamental para cumplir con los objetivos fijados. “La tecnología está en constante evolución, así como la sociedad y su forma de consumir, por lo que debe haber una cierta flexibilidad de adaptación a la regulación”, aclara.