La pared tiene casi veinte monitores. A través de estos, es como funciona el “ecosistema” urbano. El C3 –Centro de Control de Cascais– es el cerebro de la ciudad, donde se procesa toda la comunicación inteligente. Si la calle amanece con un agujero, es probable que el problema se resuelva en pocas horas. ¿Cómo? Con un algoritmo y un cubo de cemento. Señalada como una de las ciudades inteligentes más desarrolladas del mundo, el concepto de smart city en Cascais apunta en tres direcciones: ambiente, energía y movilidad. La comunicación es eficaz: la app MobiCascais se encarga de la gestión integral de los medios de transporte mientras que FixCascais sirve para informar de problemas en el espacio público. “Usamos la tecnología al servicio de la interacción que el ciudadano tiene con el municipio”, afirma Marco Espinheira, director de Futuro del Ayuntamiento de Cascais.
En el Centro de Control, la información llega en tiempo real. Los ecopuntos de la ciudad están equipados con sensores. Los semáforos son inteligentes. “Los camiones de basura solo salen del almacén central con una ruta y una misión específicos: llenar los ecopuntos. Hemos logrado más del 20 % de la recogida con menos de la mitad de los camiones. Hemos reducido 350 toneladas de CO2 y conseguido un ahorro de 600 mil euros al año.” Conceptos como la bici compartida (bike sharing), el coche compartido (car sharing) y los patinetes ya forman parte del léxico popular. “Hemos sido los primeros en adoptar el concepto de movilidad como servicio. Mediante una tarifa mensual, los ciudadanos pueden usar todos los medios de transporte”, afirma el alcalde.
ÁGUEDA, LIVING LAB
Más al norte, en Águeda, el concepto de smart city cogió forma en 2014. Conocida como la “ciudad de las bicicletas”, Águeda es una de las localidades pioneras en la integración del concepto. Al igual que Cascais, el secreto está en una comunicación eficaz. Incidentes e información son transmitidos en tiempo real al centro de operaciones de la ciudad.