Cadena de valor de las baterías: una oportunidad que debemos aprovechar

En Portugal no existe todavía una cadena de valor de baterías, pero el país cuenta con las condiciones y las ventajas para desarrollarla, con la consiguiente posibilidad de ocupar una posición de liderazgo en Europa y el mundo. La ayuda del Gobierno y las asociaciones dentro del sector empresarial y la academia serán fundamentales

Se trata de un mercado en desarrollo que permite todavía margen de maniobra y oportunidades que ofrecer. “Desarrollar una cadena de valor de baterías en Portugal sería muy beneficioso para el crecimiento de la economía, pero también para su transformación y modernización”, afirmaba José Maria Veiga de Macedo, Cadena de Valor de Baterías, Líder de Proyecto de Galp, durante el debate ‘Cadena de valor de baterías: oportunidad para el país’, el cual integró el programa del segundo día de la Electric Summit, conferencia organizada por el Jornal de Negócios y patrocinado por Galp. Cabe recordar que la Unión Europea estima que, en 2025, la cadena de valor de las baterías en Europa representará un negocio de 250 mil millones de euros anuales.

El responsable de la energética destacó también la importancia de esta cadena de valor para la electrificación y la descarbonización del país, teniendo en cuenta los objetivos fijados. “Portugal ofrece ventajas muy evidentes que deben tenerse en cuenta”. Entre estas, el líder de proyecto destaca la cantidad de recursos minerales con los que cuenta el país luso para la producción de litio, una de las mayores de Europa, la existencia de energías renovables capaces de contribuir a la producción de baterías con baja huella de carbono y a un precio competitivo, las excelentes infraestructuras e instalaciones portuarias, además del capital humano altamente competitivo en términos de cualificación y costes.

Por ahora, uno de los problemas es, precisamente, el acceso a las materias primas que llegan de otros puntos del planeta como, por ejemplo, Asia. “Era importante que la explotación tuviese lugar en Portugal”, apuntaba Sérgio Rodrigues, CEO de MeterBoost, empresa portuguesa dedicada a la fabricación de baterías, para absorber la producción solar y eólica, presente en la misma mesa redonda Una mesa en la que se destacó también la importancia de la aprobación final del proyecto de explotación de la Mina do Barroso, en Boticas. El proyecto, responsabilidad de la multinacional Savannah, prevé iniciar su actividad de extracción en 2023, contribuyendo a la creación de esta cadena de valor upstream. “La mina está en la primera fase de la cadena de valor de las baterías de litio y servirá de ancla para la misma”, apuntaba Joana Prazeres, Jefa de Comunicación y Asuntos Comunitarios.

Además, Galp celebró recientemente un contrato con Savannah para acceder a la materia prima de la Mina do Barroso, dentro de un proyecto de conversión de litio que todavía se encuentra en fase de estudio. “Ya tenemos mucho camino andado y estamos bien posicionados, estudiando aún la viabilidad del proyecto, pero queremos profundizar en la oportunidad que esto supone”, reveló José Maria Macedo.

En opinión de Sérgio Rodrigues, a pesar de la voluntad del sector empresarial y para que el país pueda avanzar en este sentido, “la ayuda de los gobiernos es esencial”. El CEO cree que Portugal cuenta con las condiciones para competir con gigantes como China y tener “una cadena completa que fije una posición innovadora y de liderazgo ante Europa y el mundo”.

En cuanto a la investigación y la academia, la opinión es similar. Helena Braga, profesora en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Oporto, responsable de baterías innovadoras, defiende que “para pensar en el futuro es necesario apoyar a start-ups y empresas de tecnología procedentes de las universidades”, porque es ahí donde reside el conocimiento tecnológico. “Portugal puede contribuir con conocimiento y creatividad”, añade. Paulo Ferreira, investigador y profesor en el INL – Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología, destaca igualmente la importancia de las colaboraciones entre universidades y empresas, “fundamentales para unir esta cadena de valor”.

En el área que dirige, el investigador revela que la nanotecnología contribuirá al desarrollo de sensores y materiales avanzados, capaces de aportar el mejor desarrollo a los distintos puntos de la cadena de valor de baterías. A modo de ejemplo -continúa- “los sensores pueden reducir el impacto ambiental de la extracción de las materias primas (monitorización de gases en las minas, del agua o de los suelos).
La cadena de valor de las baterías incluye un conjunto de segmentos que van desde la mineralización hasta el refinado, pasando por la

fabricación de células, baterías y vehículos eléctricos, o el reciclaje. “Ninguno de estos segmentos está aún desarrollado en Portugal, por lo que todos debemos trabajar duro en este sentido”, concluye José Maria Macedo.