El futuro del trabajo

El cambio del modelo de trabajo a remoto o híbrido en un alto porcentaje de la población está cambiando también la forma cómo las personas lo encajan, con lo que las empresas deberán optar por enfoques más individualizados en base a cada trabajador

Hace casi 100 años, el economista John Maynard Keynes ya habló de las 15 horas de trabajo semanales. “Era tan optimista tras las finalización de la primera guerra mundial, que creyó que los robots harían el trabajo por nosotros”, afirma Paula Marques, directora ejecutiva para la transformación del negocio de la Nueva Business School and Economics, el día en el que la edición de Open Days de Galp está dedicada a los cambios laborales. Pero para desarrollar aún más la inteligencia humana al incorporar una máquina, con el fin principalmente de trabajar mejor con ella, “cabe identificar aquello que mejor pueden realizar los humanos y unirlo a lo mejor de las máquinas”, defiende.

Para Paula Marques, encontrarse de forma remota o alejada ha supuesto un gran reto para la humanidad. "Es una de las peores cosas que le pueden pasar a las personas y solo ocurren como consecuencia de algún tipo de castigo" -señala-, para argumentar que esto que le ha sucedido a la humanidad (que una parte importante de la población se haya visto obligada a trabajar de forma remota y, más recientemente, de modo híbrido) también debe estudiarse a partir de la antropología, para saber cómo nos conectamos en un mundo más digital", explica. Si nos centramos en nuestras limitaciones, podemos entender cómo podemos mejorar nuestras conexiones, cómo nos comunicamos y establecemos una cultura entre nosotros. Así como "por qué tenemos que estar conectados, por qué tenemos que aprender a mejorar la comunicación para poder seguir juntos en el mundo digital", añade.

CAPACITAR A LAS PERSONAS

“Una de las cosas más importantes es ofrecer a las personas la capacidad de establecer sus límites en relación con el teletrabajo”, afirma Sofia Natal, líder global de Transformación de IBM, añadiendo que, ante esto, "la empresa les dio cierto contexto en relación con los valores y límites de la empresa a la hora de aceptar ciertas cosas". La compañía lanzó, a principios de marzo de 2020, mes en el que comenzó el confinamiento por la pandemia, un compromiso sobre cómo sería trabajar desde casa, "estableciendo un marco de recomendaciones para que los ciudadanos se protejan, sean más flexibles entre sí y se planteen cómo modificar las reglas ante las nuevas necesidades".
Héctor Ibarra, director del grupo regional de Fjord, consultor de diseño e innovación de Accenture, dijo, a su vez, que su empresa, cuando la gente cambiaba al teletrabajo, buscaba replicar lo que sucedía en el entorno físico pero en el formato digital. "Esto lo hicimos, independientemente de los productos o servicios que creamos u ofrecemos, porque esto es lo que sabemos hacer y lo que podemos tratar de copiar", explicó.

INSTRUCTORES DE TELETRABAJO

Pero dado que los ‘nuevos’ empleados "necesitan aprender pequeñas cosas como decir sí o no a los líderes, informar, etc.", la compañía inició un programa para proporcionar a los más jóvenes "un socio que los apoye, que vea cómo están progresando y lo que están haciendo". Esto es debido a que resulta "difícil construir una cultura a través del formato digital, cuando estamos lejos de las personas para observar sus comportamientos y poder valorar las cosas en el entorno laboral", comenta Héctor Ibarra.

Una de las primeras cosas que hizo IBM, cuando cerró y envió a sus empleados a casa para teletrabajar, "fue crear puestos de instructor para ayudar no solo a nuestros empleados, sino también a los de nuestros clientes, a trabajar y usar estas herramientas para colaborar y comunicarse", comenta Sofia Natal. También argumenta que una de las cosas más importantes hoy en día en el mundo laboral "es que las empresas escuchen a sus empleados para conocer de primera mano aquello que está sucediendo". Y es que es algo "que se va a volver cada vez más personal".

Un estudio realizado este año por Accenture sobre el futuro del trabajo revela que "el 50% de las personas encuestadas estaban replanteándose su tipo de vida y más del 33% confirma que lo haría", indica Héctor Ibarra. Es decir, más del 80% de los encuestados está aprovechando el momento actual para rediseñar sus vidas. Un porcentaje significativo también considera que el mejor modelo de trabajo futuro será el híbrido. Para el responsable, estos resultados muestran que "existe una gran oportunidad para replantearnos cómo trabajar en el futuro y diseñar productos y servicios para las nuevas necesidades que se están creando".


INTEGRADOS, MÁS LIBRES

El cambio personal es un camino en el que hay que tener en cuenta no solo las cosas que están cambiando, sino también aquellas que atañen a cada uno. Es como "el gusto por la pertenencia, por estar involucrados y conectados, al igual que querer ser diferentes, libres, tener oportunidades".

Paula Marques defiende este punto, subrayando que no hay que olvidar que las personas son muy diferentes unas de otras y, por tanto, "tienen que tener contratos diferentes con sus empleadores". Explica que lo que atrae y motiva la mejor elección por parte de las personas viene siendo fundamentalmente lo mismo "desde Atenas, antes de Cristo, Florencia o la Lisboa del S. XV… hasta nuestros días". En primer lugar, sitúa la diversidad, es decir, la posibilidad de distinguirse entre equipos y empresas donde se van a incorporar. Por otro lado, las personas, cuando entran en una nueva empresa, también quieren y necesitan aprender. Su última necesidad fundamental "es la libertad mental para adquirir conocimientos y hablar, pero también físicamente, para viajar o cambiar, si lo desean", apunta Paula Marques, señalando también que "hoy estamos tan centrados en las nuevas manías, que nos olvidamos de todas las cosas que nos rodean desde hace siglos y que nos obligarán a encontrar nuestro futuro".